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arte rupestre en punta del este, cuba. los conjuntos de líneas concéntricas circulares rojas.

Por José Ramón Alonso Lorea.

Dentro de esta denominación se agrupan las series independientes o no superpuestas de signos de líneas concéntricas circulares rojas. No existen conjuntos de series rojas tangenciales o secantes como el tipo b y el tipo c reportados para las series negras. Por lo que sólo se observarán, dentro de esta modalidad, los motivos de series concéntricas de un sólo tipo.

De estos conjuntos se han reportado un total de 34. Lo que equivale a decir que del por ciento total de series concéntricas circulares individuales, el 60.9 % corresponde a las series de trazos negros y el resto -39.1 %- a las series de trazos rojos. Estos últimos se distribuyen de la siguiente manera: uno en la Cueva de Lázaro, uno en la CNIII, dos en la CNII y treinta en la CNI. Según lo que resulta de los informes de Fritot, principalmente, y de Núñez, doce emblemas de este tipo resultan imprecisos, borrados en parte o incompletos, de los cuales siete no presentan sus medidas ni el número de círculos, lo que imposibilita también un estudio total de los mismos. He logrado tabular de forma ordenada, veintisiete pictografías solamente, como se puede apreciar en la siguiente tabla.

Número del pictograma.
Número de círculos.
Dimensiones (cm).
Cueva.
Reporte.
9 1 7,5 CNIII Núñez (1947)
46.1 1 10 CNI Fritot (1938)
46.2 1 10 CNI Fritot (1938)
46.3 1 10 CNI Fritot (1938)
- 1 - Cueva de Lázaro Núñez (1975)
6 2 8,5 CNII Núñez (1947)
39.1 2 10 CNI Fritot (1938)
94.3 3 8 CNI Fritot (1938)
73.2 3 9 CNI Fritot (1938)
70 3 10 CNI Fritot (1938)
94.1 3 10 CNI Fritot (1938)
94.2 3 10 CNI Fritot (1938)
7 3 12 CNII Núñez (1947)
73.1 3 12 CNI Fritot (1938)
71.2 3 13 CNI Fritot (1938)
97 3 15 CNI Fritot (1938)
87.1 serie borrosa 15 CNI Fritot (1938)
100 4 20 CNI Fritot (1938)
87 serie borrosa 20 CNI Fritot (1938)
92 5 25 CNI Fritot (1938)
95 5 28 CNI Fritot (1938)
69 6 34 CNI Fritot (1938)
13 sólo 4 visibles 36 CNI Fritot (1938)
68 serie muy imprecisa 40 CNI Fritot (1938)
46 7 53 CNI Fritot (1938)
17 serie imprecisa 56 CNI Fritot (1938)
8 por lo menos 10 120 CNI Núñez (1975)

Estas series rojas, a semejanza de las series negras, oscilan desde un círculo concéntrico hasta “por lo menos diez círculos” según una serie descrita por Núñez. Y sus diámetros se encuentran desde los 7,7 hasta los 120 centímetros, como bien se observa en la lámina 1.

Lámina 1 Lámina 1. Series de líneas concéntricas circulares rojas.

La tabla anterior nos descubre datos que resultan muy interesantes por su relación con la tabulación que se hiciera para las series negras. Se comprueba nuevamente la “computación” para estas series rojas:

-cinco series de 1 círculo (uno pertenece a la CNIII, otro a la Cueva de Lázaro),
-dos series de 2 círculos concéntricos (uno pertenece a la CNII),
-nueve series de 3 círculos (uno pertenece a la CNII),
-una de 4 círculos,
-dos de 5 círculos, y respectivamente
-una de 6,
-una de 7 y
-otra de “por lo menos” 10 círculos concéntricos.

La ordenada tabulación de las series rojas acusa la presencia -aparente- del cómputo, solución antes vista para las series negras. Esta tesis defendida por Socarrás Mato (1985 y 1987), más que su fundamentación hipotética, es decir, su carácter interpretativo, tiene dos importantísimos elementos a su favor:

a) estudia la mayor cantidad de pictogramas posibles y
b) los entiende como elementos de un sistema.

Generalmente los autores sólo trabajan con los dibujos que han devenido en paradigmas y no establecen, sino bien pocas, relaciones entre ellos.

En el caso de la relación entre el número de líneas concéntricas trazadas y el diámetro de la serie, ocurre lo mismo que en los diseños negros. Al grado de que tres series de 1 círculo, dos de 2 círculos y cuatro de 3 círculos presentan la misma medida: diez centímetros de diámetro. O el caso de una serie de “no menos de 10 círculos” que presenta ciento veinte centímetros de diámetro, cuando una de 7 círculos sólo posee cincuenta y tres centímetros. Parece ser que la relación entre el número de líneas circulares y dimensiones obtenidas no buscan un pretexto significativo, a no ser que esta aparente arbitrariedad constituya ya un indicio de diferenciación semántica. Por otro lado, en ambos tipos de conjuntos -de series negras y de series rojas- los emblemas de tres círculos concéntricos se hacen más recurrentes.

También es válido anotar que las series negras presentan, de manera general, con un diámetro menor, mayor cantidad de trazos concéntricos circulares que las series rojas. Por ejemplo:

-las series rojas de 1 círculo concéntrico oscilan desde los 7,5 hasta los diez centímetros de diámetro, mientras que la única serie negra de un círculo independiente que se reporta, sólo presenta tres centímetros de diámetro.

-Las series rojas de 2 círculos concéntricos oscilan desde 8,5 hasta diez centímetros de diámetro, cuando las series negras de dos círculos concéntricos oscilan desde seis hasta ocho centímetros de diámetro, presentando sólo una serie de diez centímetros de diámetro.

-La serie roja de 4 círculos concéntricos presenta veinte centímetros de diámetro, mientras que en el caso de las negras se puede observar, de seis series que se tabulan, tres que oscilan de trece a diecinueve centímetros de diámetro y dos de veinte centímetros. Siendo ya la sexta una excepción de veinticuatro centímetros de diámetro.

-La serie roja de 5 círculos concéntricos oscila su diámetro de veinticinco a veintiocho centímetros, siendo la serie negra de igual número de círculos de tan sólo veinte centímetros de diámetro.

-La serie roja de 6 círculos concéntricos resulta de treinta y cuatro centímetros de diámetro, cuando las homólogas negras, que son cuatro, oscilan de veinte a treinta centímetros de diámetro.

-Una serie de 7 círculos concéntricos rojos de cincuenta y tres centímetros de diámetro sobrepasa a su semejante negra que sólo tiene veinticuatro centímetros de diámetro.

-Una última serie roja, la mayor de todas las series rojas y negras individuales o no superpuestas que se encuentran en Punta del Este, que presenta no menos de diez círculos concéntricos, tiene un diámetro de ciento veinte centímetros. Sin embargo, las series negras de 10, 11, 14 y 17 círculos concéntricos respectivamente, no sobrepasan los ochenta centímetros de diámetro.

Si los trazos negros y rojos presentan el mismo grosor, todo parece indicar que las series de líneas concéntricas circulares negras presentan su círculo interior de mucho menor dimensión que el círculo interior de los conjuntos rojos. Bien que se puede apreciar este fenómeno al comparar las series rojas y negras de un sólo círculo concéntrico, lo que provoca que la estructuración de las series de trazos negros se logren más pequeños y con mayor cantidad de círculos en comparación con los diseños rojos. Pudiera ser, también, que los espacios blancos rocosos que quedan entre los trazos de pigmentos, para el caso de las series negras, se estructuren de forma más estrecha. Recordemos el caso ilustrado en la lámina 2, donde la serie se conforma con cuatro trazos de círculos concéntricos negros “que casi se tocan”.

Lámina 2 Lámina 2. Según Núñez pict.3, CNIII. Dibujo inferido de la descripción.

Sin embargo, con respecto a todo lo antes expuesto, resulta una excepción las series de tres círculos concéntricos rojos. Diseños de mayor frecuencia, tanto para los emblemas rojos como para los negros. En la tabla donde compilo las series de líneas concéntricas circulares negras, relaciono ocho series de este tipo, con sus respectivos diámetros, que recorren el rango de los ocho hasta los veintiún centímetros. Dimensiones muy superiores a las de las series rojas que, en un total de nueve motivos, oscilan sus diámetros desde los ocho hasta los quince centímetros.

Según Ortiz, y sólo lo expongo a continuación de las anteriores comparaciones: “No hemos notado preponderancia de los dibujos negros sobre los rojos, o viceversa (...) Las mismas circunferencias, de 2, 3, 4 ó más curvas, se dan en uno u otro color” (material manuscrito). Situación que no se corresponde con el listado de pictogramas de Fritot, y hecho que pudiera estar relacionado con esa larga serie de mutilaciones que ha sufrido la Cueva Número Uno.

Vale mencionar que, por el grado de elaboración del material colorante rojo utilizado en estos diseños, estamos en presencia de un nivel superior en cuanto a la confección e intención del material se refiere. Los emblemas negros han sido confeccionados, al parecer, con carbón vegetal que fácilmente y en grandes cantidades se pudo haber extraído de los propios fogones de piedras que las excavaciones arqueológicas han descubierto frente a la Cueva Número Uno. Fogones con cenizas y restos de carbón que el aborigen posiblemente mezclara con alguna grasa, a modo de aglutinante. Es decir, la materia prima para el colorante negro era fácil de adquirir y requería una industria de rápida producción.

No así sucede con el pigmento rojo, el cual parece ser de origen mineral (ocre, turgita o hematita según anotan diversos autores), que presenta un elevado por ciento de óxido de hierro. Material que tiene que ser buscado, triturado y luego mezclado con algún aglutinante. Es decir, su confección precisa un conjunto mayor de operaciones para la obtención y transformación de un producto natural. Lo que también pudiera justificar que la presencia de motivos de series rojas sea inferior a los motivos de series negras.

Por otra parte, el carbón vegetal que el hombre supo aprovechar en la elaboración de pigmentos para la plasmación de sus pictogramas, es el resultado material, obligado y en forma de deshecho de una necesaria labor humana. No posee este, por lo tanto, el encanto del material escaso que poseía la piedra hematita, buscada, preciada y dotada por la naturaleza de ese mágico color que servía igualmente para untar de “nueva sangre” a los antepasados muertos al teñir sus huesos.

El uso de esta sustancia en ritos funerales realizados en las propias grutas de la zona pudiera hacer extender a los emblemas confeccionados con este rojo cierto valor simbólico que no tendrían los conjuntos pictóricos elaborados con el negro del carbón vegetal. Sin dudas, apunto hacia cierta valoración del color a partir de la génesis o procedencia del mismo, así como a la función mágico-funeral comprobada en uno de ellos. Esta situación le ofrece al ideograma rojo una variante significativa de nuevo tipo.

Conjunto de líneas concéntricas circulares rojas con un punto rojo centrado.

Este tipo de diseño sólo ha sido reportado por Herrera Fritot en 1938. Remeda las series de líneas concéntricas circulares rojas con la presencia, a modo de distinción, de un punto rojo central que enfatiza su solución concéntrica. De modo que este signo puede conformarse a partir de, y bordeando, dicho punto. En la lámina 3 muestro los diseños que ilustran la descripción realizada por Fritot: “Dos series simétricas, de 3 círc. rojos con un punto central, y 6 cm, diám., cada una” (sic, 1938:58).

Lámina 3 Lámina 3. Según Fritot pict.93, CNI. Dibujo inferido de la descripción.

Vale mencionar que la relación de aproximación, simétrica al decir de Fritot, pudiera constituir un tipo de articulación ideográfica que no necesite, todavía, un trazo circular mayor que contenga a ambos dibujos, a la manera de los conjuntos de líneas concéntricas circulares a modo de efigie que muestro más adelante.

Ciudad de La Habana, marzo de 1991. arriba

FUENTES.

HERRERA Fritot, René (1938): “Informe sobre una exploración arqueológica a Punta del Este, Isla de Pinos, realizada por el Museo Antropológico Montané de la Universidad de La Habana. Localización y estudio de una cueva con pictografías y restos de un ajuar aborigen”. Universidad de La Habana, año 3, nos.20-21, La Habana, Cuba, : 25-59.
- - - - - -(1938a): “Las pinturas rupestres y el ajuar ciboney en Punta del Este, Isla de Pinos”. Revista de Arqueología, año 1, no.2, La Habana, Cuba, : 50-61.
- - - - - -(1938b): “Comunicación sobre la Cueva de Punta del Este. Isla de Pinos, sus pictografías y los hallazgos de un ajuar ciboney”. Boletín Bibliográfico de Antropología Americana, vol. 2, no. 4, oct.-dic., México, : 105-108.
- - - - - -(1939): “Discusión sobre el posible origen de las pictografías de Punta del Este, Isla de Pinos”. Sociedad Cubana de Historia Natural Felipe Poey. Memorias, vol. XIII, no. 5, La Habana, Cuba, : 307-314.
NÚÑEZ Jiménez, Antonio (1947): “Nuevos descubrimientos arqueológicos en Punta del Este, Isla de Pinos”. Universidad de La Habana, año XII, nos.73-74-75, jul.-dic., La Habana, Cuba, : 213-247.
ORTIZ Fernández, Fernando (s/f): “Isla de Pinos. Los descubrimientos arqueológicos”. Informe manuscrito. Fondo Fernando Ortiz, Carpeta 10, Arqueología (II), Desde 42-46. Archivo de Literatura del Instituto de Literatura y Lingüística (ILL), Ciudad de La Habana, Cuba.
SOCARRÁS Matos, Martín (1985): “La cultura de los círculos concéntricos: computación aborigen”. Santiago, revista de la Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, sept.
No.59, : 73-83.
- - - - - -(1987): “Un enigma con posibilidades de solución: la cultura de los círculos concéntricos”. Santiago, Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, no.67, dic., : 13-19. arriba


 
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© Marlene García 2003 para José Ramón Alonso